La nueva Cultura del Agua


Hacer una buena gestión del agua, supone estar informados, generar conocimientos sobre los aspectos físicos y sociales de nuestras cuencas, tomar decisiones que mejoren nuestro aprovechamiento, manejo y distribución. Pero sobre todo, debe asegurar el agua para todos los ciudadanos, bajo criterios de calidad, cantidad y oportunidad, con inclusión social.

La “Gestión del Agua” debe ser integrada, eso significa considerar que existen diversas demandas de los usuarios que están en la cuenca alta, media o baja, y que es necesario equilibrar estas demandas y satisfacer los diversos usos del agua, como el uso poblacional, agrícola e industrial.


Además, esta gestión integrada del agua, debe respetar los usos y costumbres de la gestión del agua de los diversos pueblos. Finalmente, la gestión integrada del agua, debe estar estrechamente vinculada a los objetivos de desarrollo local y regional.

La gestión integrada del agua tiene que apoyarse en la “hidrosolidaridad” y la “Cultura de Paz”. De modo que asociemos el agua con la ética, la equidad, la justicia, e inclusión social, así como el dialogo, la transparencia, la participación de ciudadanos. Hablar de hidrosolidaridad es hablar de hermandad y compromiso con una “cultura de paz”, respeto a la vida, al ser humano y a su dignidad.