Primer hombre en escalar el Everest sin oxígeno llegó a Perú a conquistar la Cordillera Blanca
El alpinista catalán Óscar Cadiach y Puig estuvo recientemente llego al Perú, donde escaló el Quitaraju (6.036 m.s.n.m.). Para él, “más allá del reto deportivo, lo que busco en una montaña es el sentido de la exploración y la belleza”. Pero también siente que es un portavoz autorizado para denunciar lo que ve, y busca que el mundo tome conciencia del cambio climático.
Lo que ve, tanto en los Himalayas, como los Alpes y los Andes, es que “las nieves están en retroceso”. En el caso del Perú, este tema va más allá de la belleza de una montaña porque tiene una relación directa con el futuro de los que viven cerca de ella y los que vivimos a nivel de mar.
El 28 de agosto de 1985, el alpinista catalán Óscar Cadiach y Puig se convirtió en el primer hombre en alcanzar la cima del Everest sin oxígeno. Desde entonces, ya lleva en su haber nueve de las 14 cimas que sobrepasan los ocho mil metros y aquí, la Cordillera Blanca, la mayor cadena de nevados tropicales del mundo, no ha escapado a su interés.
El más reciente estudio del Panel Científico sobre Cambio Climático indica que la mayoría de los glaciares tropicales se está reduciendo a tasas cada vez más aceleradas, y el 70% de esos glaciares se encuentra en el Perú. Estas son fuentes de agua dulce que se formaron durante miles de años y que una vez derretidas se perderán para siempre.
ADAPTACIÓN AL CAMBIO
Según César Portocarrero, de la Unidad de Glaciología de la Autoridad Nacional del Agua, esta pérdida de masa glaciar llevará a un déficit de agua cuyo impacto recién se empezará notar en unos 20 años. Pero ese estrés hídrico tendrá consecuencias sobre la agricultura y la seguridad alimentaria.
En el Perú, se estima que entre el 50% y el 70% de la electricidad que consumimos proviene de centrales hidroeléctricas, y una reducción en el caudal de agua tendrá un impacto directo sobre la economía. Algunos cálculos señalan que para el 2015 se podrían perder los glaciares que estén por debajo de los 5.500 metros.
Según el Ministerio del Ambiente (Minam), se está trabajando “en el entendimiento de cómo los glaciares responden a estos cambios”, para poder tomar medidas de adaptación. Las acciones incluyen: “forestación, reforestación, recuperación de ríos contaminados y la eliminación de pasivos mineros”.
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