El árbol, además de hacer más agradable y natural la vida diaria con sus tamaños, formas y cambios de color, como respuesta a las variaciones estaciónales, nos ofrecen una serie de beneficios para nuestra salud, calidad de vida y medio ambiente.
Está comprobado que gracias al mecanismo de producción, permanencia y caída de hojas, los árboles limpian el aire que respiramos. Ellos reducen la cantidad de partículas en suspensión (polvo), así como una serie de otros elementos que se encuentran en el aire que respiramos, sean éstos algunos gases tóxicos o el hollín que los humos emanan.
Quizás debido a esto, todas las civilizaciones tuvieron un árbol especial; los galos eligieron el roble, los germanos el tilo, los nórdicos el abedul, para el Islam el árbol sagrado era el olivo, para los judíos el cedro, en Mesopotamia el árbol de la vida era la higuera y en china la morera.
La ciudad necesita del árbol como un elemento esencial para garantizar la vida, la reforestación es un elemento necesario para que haya una sostenibilidad en nuestro entorno.
El desarrollo del árbol en la ciudad debe darse en toda su plenitud, aprovechando su potencionalidad ya que nos ofrece gratuitamente un efecto positivo en el medio ambiente.
El árbol es uno de los símbolos más antiguos de la historia, representa la longevidad, es el máximo representante de la vida en la tierra.
Quizás debido a esto, todas las civilizaciones tuvieron un árbol especial; los galos eligieron el roble, los germanos el tilo, los nórdicos el abedul, para el Islam el árbol sagrado era el olivo, para los judíos el cedro, en Mesopotamia el árbol de la vida era la higuera y en china la morera.
El plantar árboles en nuestras ciudades es básico y como tal, debe ser valorado, planificado y gestionado.
Texto y Fotografía
Diego Yrivarren Valverde
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